Desde AES consideramos fundamental idear y poner en marcha un nuevo modelo regulatorio que sea más flexible y consecuente con los tiempos y que se centre en impulsar la innovación en lugar de frenarla.
Llevamos más tiempo del deseable siendo testigos de cómo ciertas políticas impulsadas por gobiernos y administraciones frenan la innovación. Esto, que afecta directamente a un número importante de ámbitos que se consideran esenciales, también perjudica a algo tan decisivo y básico para las personas como la mejora de sus niveles de formación, así como el acceso a esta.
Nos encontramos ante un escenario con un potencial y unos márgenes de mejora tan amplios como evidentes. Emprendedores y startups tienen las herramientas y los conocimientos necesarios para diseñar e impulsar mejoras en varios sectores donde los modelos educativos y formativos no han cambiado desde hace décadas, donde aún perdura el inmovilismo a un nivel que, sencillamente, no se ajusta a las demandas y necesidades actuales, ni de los alumnos ni de los docentes. El último ejemplo de ello es el de la formación vial y las autoescuelas.
Hace tiempo, conocíamos la noticia de que la Dirección General de Tráfico (DGT) plantea modificar el Reglamento General de Conductores para introducir entre 8 y 12 horas de formación presencial obligatoria para acceder al examen teórico de conducir. Al respecto, organismos como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya se han pronunciado, alertando de que se trata de una medida discriminatoria que favorece a modelos de negocio presenciales tradicionales frente a los nuevos modelos digitales de formación vial.
Es un hecho inequívoco que la digitalización de la educación es una realidad en España. Las nuevas generaciones usan Internet como una herramienta esencial en su formación académica y la educación a distancia está plenamente vigente e integrada en el sistema reglado de enseñanza, con más de 228.500 alumnos matriculados en universidades no presenciales y 122.000 alumnos que estudian Bachillerato y Formación Profesional sin ir a clases presenciales (Fuente: Ministerio de Educación, 2017).
Carece de sentido pensar que, si los abogados, ingenieros y psicólogos pueden adquirir esta formación de manera online, los futuros conductores no puedan hacerlo con los mismos métodos, tanto para adquirir los conocimientos sobre las normas de tráfico como para sensibilizarse sobre los factores de riesgo y la accidentalidad, algo esencial en el nuevo paradigma de la movilidad.
Las administraciones públicas llevan tiempo resaltando la importancia de la innovación y la digitalización para el avance de nuestra sociedad. Sin embargo, esta voluntad choca frontalmente con la realidad. Empresas de base tecnológica de todo tipo y que operan en multitud de sectores diferentes, como el citado caso de las autoescuelas digitales, siguen sin encontrar el apoyo institucional y regulatorio necesario para desarrollar su negocio, obligando a muchas de ellas a cesar su actividad por falta de compatibilidad con nuestro marco normativo.
Desde la Asociación Española de Startups defendemos la necesidad de un marco regulatorio abierto y flexible que incentive el emprendimiento, resulte atractivo para modelos de negocio disruptivos y permita la transformación digital de sectores económicos. Defendemos también el avance de la educación digital y rechazamos las barreras regulatorias como la que ha propuesto la DGT, que frenan la innovación y suponen un obstáculo para startups y emprendedores.
Si queremos ser una verdadera nación emprendedora con capacidad para competir a nivel global, necesitamos unas normas y unos dirigentes sensibles a los cambios de la sociedad y capaces de adaptarse con la celeridad que los tiempos demandan. Por ello, desde AES rechazamos el proyecto normativo planteado y pedimos al Ministerio de Interior y a la DGT que también apuesten por la transformación digital del sector de la educación vial.